sábado, 16 de abril de 2016

Espadas de los Reales Guardias de Corps


Introducción: Apuntes históricos sobre las Reales Guardias de Corps.

Pese a la existencia de antecedentes históricos de guardias personales de los monarcas españoles desde la baja edad media, puede decirse que las Reales Guardias de Corps, en un sentido moderno, fueron creadas de manera formal el día 12 de junio de 1704 por Felipe V, como una de las primeras decisiones adoptadas dentro de un proceso de reorganización de la Caballería española, y en general de la estructura de todo el ejército. Las Guardias de Corps eran parte integrante de los cuerpos montados de la Guardia Real, que incluía además la Guardia Exterior a Caballo y más tarde, en 1730, la Brigada de Carabineros Reales. Los R. G. de Corps no sólo actuaban como guardia de Palacio, siguiendo estrechamente al Rey en sus desplazamientos entre Reales Sitios, sino que además tomaron una parte muy activa en diversas campañas de la Guerra de Sucesión, actuando como núcleo de élite del Ejército Real.

El 28 de septiembre del mismo año (1704), una Real Orden fija su fuerza y sueldos. Se compone de cuatro compañías (dos españolas, una italiana y otra walona), cada una con 194 guardias, 20 oficiales y mandos y 16 hombres de personal de apoyo. Un total aproximado de 920 hombres.

En 1716, ya finalizada la Guerra de Sucesión y dentro de un proceso general de reducción del Ejército Real, se cuentan sólo dos compañías (una española y otra italiana).

Fig. 0 Portaestandarte de la Compañía Flamenca, hacia 1760

Mucho más tarde, ya en época de Carlos III, se elevará su fuerza a tres compañías, llamadas respectivamente española, italiana y flamenca. Su hijo, Carlos IV, crea una cuarta compañía con nobles y gente de ultramar, la compañía americana, en 1793. Cada una de las compañías tiene ahora 184 guardias, 10 oficiales, 31 mandos intermedios y 7 hombres de apoyo, lo que resulta en 928 hombres en el total de su fuerza. De nuevo, una situación muy semejante a la de su fundación en tiempos de su antepasado, Felipe V.

No obstante, en 1807 se suprimen todas las compañías "extranjeras", quedando sólo la española. Ya bajo el reinado de Fernando VII adquieren el nombre de "Guardias de la Real Persona", y se convertirán poco a poco en lo que hoy día conocemos como Guardia Real.

Baste para destacar la importancia social de los miembros de estas Guardias de Corps que el acceso a un puesto de simple Guardia requería del aval de personas influyentes ante la Corte, y que los Capitanes de las compañías solían ser miembros de la nobleza. Personajes de la importancia histórica de Godoy comenzaron su ascensión en la corte alistándose, previa recomendación, como Guardias de Corps. Paradojas de la vida, las Reales Guardias de Corps tuvieron un principal papel en los sucesos de Aranjuez que contribuyeron a su caída, al permanecer siempre estrictamente fieles a la persona del Rey y su política.

El armamento de este cuerpo era el propio de la Caballería, es decir:
  • Guardias: espada, dos pistolas, carabina.
  • Oficiales: espada, dos pistolas.
Según las Ordenanzas, su armamento era del mismo tipo que la Caballería, pero de mejores calidades y acabado, y marcado de forma conveniente como perteneciente al Cuerpo. Por lo tanto, cabe suponer que las espadas de los Guardias eran, en principio, del modelo 1728 de Caballería, de guarnición de conchas, y eso confirma efectivamente el ejemplar que examinaremos a continuación. No obstante, en los fondos del Museo del Ejército, hoy en Toledo, hay una espada con empuñadura del modelo 1799 (ó 1803, según los autores) en forma de semicesta en hierro, y hoja sin recazo de doble filo corrido, marcada como "Rs Gs D CORPS". Asimismo he podido localizar un ejemplar posterior, ya de la época de Fernando VII, marcado como "Guardias de la Persona del Rey", con guarnición de latón de tres gavilanes, semejante a la del modelo 1815 de Caballería de Línea. Esto indica que en efecto se seguía aproximadamente la evolución de los modelos de espadas para la Caballería. Las espadas de los oficiales, aunque en general cercanas al modelo, podían presentar fuertes diferencias.

Una espada de Guardia de Corps


A continuación vamos a describir en detalle un ejemplo de espada de Guardia de Corps de la época de Carlos IV que he podido examinar. Se trata de una espada con guarnición de conchas, en bastante buen estado salvo por la ausencia de uno de los gavilanes, el anterior, posiblemente perdido en alguna acción de parada durante la vida activa de esta pieza.

A continuación se muestra la espada en su conjunto:

Fig. 1 Espada de Guardia de Corps, 1.789

Como puede apreciarse se trata de una espada de proporciones elegantes, con una hoja recta a tres mesas y doble filo corrido en toda su longitud, que presenta una corta bigotera u hombro realzado en su arranque.


Es necesario señalar que, dado el interés de la pieza, esta espada fue restaurada con posteridad a estas imágenes, para reponer el gavilán ausente. De ello se dará cuenta en un nuevo artículo.

La guarnición

La guarnición presenta una concha exterior de amplias dimensiones, junto a una menor por el interior, ambas presentando una ligera decoración lineal en el borde. Está sostenido el conjunto mediante dos patillas, que forman un círculo de dimensiones similares a la concha menor, y una placa decorada (llamada a veces también bigotera) atravesada por la hoja, que une el extremo de las patillas y a la que están sujetas las conchas mediante cuatro remaches(véase la figura 4).


Fig. 2 Anverso de la guarnición mostrando la concha mayor


Fig. 3 Reverso de la guarnición, mostrando el gavilán y guardamano

Originalmente con dos gavilanes rectos, conserva intacto uno de ellos junto al guardamano. Ambos presentan una decoración torneada de bastante calidad, detalle éste que no se encuentra habitualmente en los modelos de tropa equivalentes de la caballería convencional. El bloque de unión de los gavilanes presenta también una decoración lineal limpiamente ejecutada.

Fig. 4 Interior de la guarnición, mostrando la bigotera y las patillas

El puño, entre dos anillos o virolas, está enteramente alambrado, mediante un triple torzal en dos medidas diferentes de alambre, que por la calidad de su ejecución podría ser perfectamente original. El pomo presenta una forma ligeramente elipsoidal asimétrica, presentando un aspecto casi semiesférico. Termina por la base en una escocia que se apoya en la virola superior. El remache de la hoja en el pomo no muestra signos de haber sido alterado en fechas recientes, presentando una superficie suave y uniforme. No hay marcas en el pomo u otras partes cualesquiera de la guarnición, que se presenta firmemente solidaria a la hoja.

Indicar finalmente que es difícil saber si los gavilanes de esta guarnición fueron efectivamente rectos en origen, ya que el hoy presente pudo haber sido enderezado, aunque no muestra síntomas definitivos de ello. He podido ver otro ejemplar con ambos gavilanes doblados en sentidos opuestos (como preconiza el modelo 1728 de espada de caballería), pero con todo el aspecto de haber sido retocados a posteriori. No podemos hacer afirmaciones, por tanto, sobre si las guarniciones de las espadas de Guardia de Corps se fabricaban con los gavilanes rectos o curvados, aunque esto último sería lo más lógico por similitud al modelo de la caballería.

Marcas en la hoja.

La hoja de esta espada presenta abundancia de marcas, como es de esperar en un ejemplar destinado a un cuerpo muy específico y de importante relevancia.

En el tercio fuerte, la hoja está grabada en el anverso con una inscripción que reza: * RL. FA. D. To 1.789 * , según se muestra en la siguiente serie de imágenes.

Fig. 5, 6 y 7 Marcas en el anverso de la hoja

Esta inscripción, además de fechar la hoja, nos indica que fue construida en la Real Fábrica de Toledo, fundada por Carlos III en 1761, y por lo tanto nos encontramos ante un producto de la primera época de esta factoría, realizado mediante foja tradicional española por soldado de tejas de acero sobre núcleo de hierro dulce. Por otro lado, cabe señalar que Carlos IV accedió al trono en 1788, por lo que esta espada fue producida en su segundo año de reinado, posiblemente destinada a la ampliación del contingente que se produjo en los años inmediatamente posteriores, como se ha indicado en la introducción.

Por la cara interior la hoja presenta la siguiente inscripción, que la asocia de manera ineludible al cuerpo considerado: * RS. GS. D CORPS * Poco que comentar respecto a este marcado, que resulta suficientemente explícito en sí mismo. Sólo merece destacarse el método utilizado para marcar la hoja, mediante un punzonado aparentemente individual de los caracteres, seguramente previo al templado.

Fig. 8, 9 y 10 Marcas en el reverso de la hoja

Por último, si observamos el recazo de este ejemplar, podemos encontrar perfectamente definido el siguiente punzón de armero, consistente en tres símbolos:
Fig. 11 Punzón en el recazo

En realidad, y dado que nos encontramos ante un producto de la Fábrica de Toledo, se trata de un punzón de prueba perteneciente a un Maestro Examinador, miembro de su plantilla de expertos artesanos. Según las referencias disponibles, pudo pertenecer a D. Manuel Fernández, Primer Maestro Examinador de la Real fábrica por aquellas fechas. No obstante, he podido comprobar la presencia de un punzón diferente en otra espada de Guardia de Corps con hoja fechada en el mismo año (1789) que el caso que nos ocupa, lo que indica que o bien las hojas se fechaban y almacenaban sin probar, para posteriormente ser examinadas en un momento indeterminado (lo que no tiene demasiado sentido), o bien había al menos dos maestros examinando hojas al mismo tiempo, lo que resulta mucho más razonable, sobre todo si tenemos en cuenta que la producción anual de Toledo en aquel momento ya se acercaba a las 10.000 hojas anuales. Además, el proceso de prueba de una hoja comportaba una larga serie de operaciones (varias pruebas de flexión y de corte, con acicalados entre unas y otras) que consumirían un tiempo apreciable. Por lo tanto, cabe pensar que D. Manuel Fernández en efecto actuaría como primer examinador, y que otros maestros u operarios trabajarían en paralelo y se supone supervisados por él, imponiendo cada uno de ellos su propio punzón.

Incidentalmente, el punzón representado ha sido encontrado en una hoja de espada de caballería (montada con la guarnición del conocido como "modelo 1796") que ostenta la fecha de 1793, lo que encaja razonablemente con el periodo de actividad que estamos considerando.

Tabla de dimensiones

A continuación se muestran las principales medidas y pesos de esta espada, en forma de tabla:

Longitud hoja
834 mm
Ancho máx. hoja
35 mm
Grosor máx. hoja
6,5 mm
Longitud recazo
46 mm
Altura guarnición
165 mm (incluido el recazo)
Longitud gavilán
104 mm
Peso aprox.
940 gr
Punto de equilibrio aprox.
A 90 mm de la guarnición
Tabla 1. Dimensiones y pesos

Como puede apreciarse, se trata de una espada propia para el combate a caballo como primer cometido, aunque sus dimensiones contenidas (a modo de comparación hay ejemplares del modelo equivalente para el resto de la caballería, la espada de 1728, con hojas de hasta 900 mm) la pueden hacer apta para el combate pie a tierra en caso de necesidad. Si tomamos en consideración el peso, se trata de una espada bastante manejable. Baste tener en cuenta que algunos sables de tropa del primer tercio del siglo XIX superaban holgadamente los 1200 gr. de peso. El punto de equilibrio es el adecuado para favorecer su uso principal de estocada, sin que el posible corte quede demasiado mermado. No obstante debe considerarse que dicho punto originalmente debía hallarse algo más cercano a la guarnición, dada la pérdida de un gavilán.

Conclusiones

Hemos descrito en detalle las características de una espada concreta, aunque correspondiente sin duda a un modelo reglamentario para el uso de los miembros de las Reales Guardias de Corps. Antes de ello, se ha tratado de situar esta pieza en su justo contexto histórico, lo que permite justificar que, pese a tratarse de una espada destinada a la tropa, presente un nivel de acabado y calidad general propio de un cuerpo de especial relevancia. Quizá por esa razón nos encontramos ante una perfecta síntesis de funcionalidad y elegancia, aunque éstas sean características frecuentes en gran parte del armamento de punta y corte de la caballería española del siglo XVIII.

Referencias
  • BARCELÓ RUBÍ, Bernabé: Armamento Portátil Español 1.764-1.939. Ed. San Martín, Madrid, 1976.
  • BUENO, José María: Soldados de España. Autor-editor, Málaga, 1978.
  • CALVÓ, Juan L.: Armas blancas para tropa en la Caballería Española. Asociación El Cid, Barcelona, 1980.
  • GÓMEZ RUIZ, M., ALONSO JUANOLA, V: El Ejército de los Borbones. Publicaciones del Servicio Histórico Militar, Madrid, 1989.
  • GONZÁLEZ, Hilario: La Fábrica de Armas Blancas de Toledo. Librerías París-Valencia, 1996 (facsímil de la edición de 1889).
  • Ordenanzas Generales para la Infantería, Caballería y Dragones. R.O. de 12 de julio de 1728. Madrid.

ã Juan José Pérez, 2003-2016